domingo, 28 de agosto de 2016

Cargándo-me

Mi chica es tierna.
Mi chica tiene nombre.
Mi chica opaca la noche.

Su sonrisa me enseña a volar.
Su cabello me embriaga.
Su mente explota la mía.

Amo estar despierta
para verla y hablar con ella.
Amo sus palabras raras
impregnadas en mis conversaciones.
Amo sus ideas.

Camino como una hormiga
cargándo-me
hasta tomarla de la mano
y mirarla de frente.

Ella y yo hemos dejado de ser dos cuerpos.
Ella es todo.
La existencia más cercana
no importa.

¿Qué he sido hasta ahora
si no solo pasos pesados
en un montón de arena húmeda?

Otro rostro

Cuarto vacío. Cama destendida. Voz despintada.
Cogió mi mano y le seguí.
Botones desabotonados.
El grito no se germinó,
el llanto jamás avanzó decidido.
-Nada pasa. No pasa nada. ¿Ves?-
Todo comenzó cuando.. ¿cuándo? ¿por qué?
Mi niña tenía cinco años y una mirada distinta.
-Es solo un juego-
Manos frías. Mi cuerpo. Mi asco. Mi miedo.
Y pasan estas cosas como cuando solo tienes cinco años.
-Nada pasa. No pasa nada-
El grito germinó después de diez años.
El llanto avanzó en sueños
Todo comenzó cuando el recuerdo se hizo piel,
sueño, piel, otro rostro.

Ella

Ella intenta vivir sin ti. Se mira al espejo y vomita tus recuerdos. Te arranca de sí como una mala noche. Le duele la cabeza, el alma, los días. Ella intenta vivir sin ti. Pero no sabe que lo que debería intentar es vivir con ella simplemente. No creer que ya no eres, que ya no estás. Debería vivir pegándote en la puerta del refrigerador, saludándote y despintando tu rostro a besos. Amarte hasta cansarse, aburrirse. Ella debería intentar amarte hasta odiarte. Escucharte como la canción del verano. Y cantarte una y otra vez. Una y otra vez, una y otra, una y, una...

jueves, 18 de agosto de 2016

NUMB3R

I'm a number in your phone.
I'm 9-2-0...
A number you need to find
to forget at the time
I'm in the same place every day.

Is the love to stay at home waiting a call?

Love, love, love
I'm a disaster.
But I only want to hear you.
I only want you find me.

Sube y baja

La vida
sube y baja.
Pero la vida contigo y a tu lado
sube infinitamente
y pone las manos al caer.

Inquieta, perdida
en la infinidad de tu nombre,
dibujando tus labios
y creciendo en tu mirada.


¿Sigo viva?
Quizá en tu pecho,
en ese recorrido por tu espalda,
en ese suspiro cuando miro tus ojos.

PEZ



Pesca esta vida. Que para variar ya es tuya. Pero no la maltrates, ni la pierdas. El azar de elegirnos puede no repetirse. Porque siempre es ahora o nunca. Y yo quiero elegir siempre.


Y ojalá nuestro siempre se encierre en una caja fuerte. Y se autoafirme día a día. Más fuerte que tú y yo. Porque qué débil y vulnerable me siento delante de tus ojos, tu cuerpo. Y qué fuerte e inquebrantable se vuelve todo en tu nombre.

-nada-

Si te miro, me muero.
Somos el atardecer infinito.
Ese último rayo de luz
que no pretende ser noche.
Una explosión compulsiva
que no cesa, que se expande
directa al caos.
Somos un tormento que solo nuestros cuerpos conocen.
Somos la palabra
que no fue pronunciada, que se quedó petrificada en los labios,
envuelta de saliva...
Sin aire, no hay vibración.
Tú y yo solo somos un montón de ideas inconclusas que se estrangulan
al caer el sol.
Ese nudo en la garganta que se vuelve nada
en el gesto de quien realmente ama.

dieciséis de julio

Es este vértigo. Este profundo abismo. Otra vez. Y aunque el frío golpee y el sol asfixie, eres solo un número bloqueado al que me he cansado de llamar. Quizá el vértigo sea yo. Y que así sea. Porque la solución es única e irremediable. No más compromiso, no más cadenas, ni prisión. Un aullido revienta mis tímpanos antes de que pueda escucharte. Es tarde. Es siempre.

"te seguiré extrañando con las ganas de encontrarme contigo..."


¿Vieron la película?


*Foto encontrada por ahí*

¿Por qué tomamos las calles el ‪#‎13A‬?

Muchos creen que la violencia no existe y que si nos pasa es porque nos dejamos o tuvimos la culpa. Cindy Contreras es una mujer que removió cuerpos y almas hace algunas semanas al mostrarnos que no es cierto. Y nos sentimos tan vulnerables que decidimos actuar. Porque nos vimos muertas, porque nos vimos invisibles frente a un Poder Judicial que libera a nuestro agresor por 5000 soles, porque nosotras fuimos ese cuerpo arrastrado por el piso. “Ni una menos: marcha nacional ya” fue un grupo virtual que vinculó a miles de mujeres con una misma historia de violencia. Y nos dimos cuenta de que no habíamos sido tocadas y violentadas solo nosotras, sino que éramos todas. 

Nuestros nombres eran distintos, pero nuestras historias no. ¿No que no existía la violencia? Y nos encontramos con la historia de una niña que fue violada muchas veces por su hermano y que este la prostituía; con la historia de una adolescente que tuvo que huir de su casa porque todo el tiempo le decían que ella no servía para ser bombero, que su lugar era casarse con un hombre; con la historia de una mujer que fue tocada en un callejón a oscuras y que nunca dijo nada; con la historia de una niña que fue violada por su tío abuelo y a la que jamás ni siquiera intentaron creerle. Y tampoco imaginamos las tantas otras historias (hasta fantasmales y terroríficas) de vidas llenas de dolor y menosprecio. Porque además nos llamaban histéricas, locas y exageradas cuando íbamos a denunciar algún tipo de violencia. Nos preguntaban por la ropa que teníamos puesta o nos preguntaban qué hicimos. 

Muchas de nosotras y (algunos varones también) nos dimos cuenta de que el tamaño de la violencia con la que vivíamos era enorme. Nos tocaban en la calle, en el colegio, en el trabajo, en nuestras propias casas. También nos dimos cuenta de que no solo nos hacían daño los demás, sino que también éramos nosotras mismas. Nos gritaban y nos gritábamos que era nuestra culpa por ser mujeres. Porque ¿cómo ha de ser una mujer? Pues empecemos recordándonos que tiene que ser fuerte, pero femenina; bonita y hasta loca, pero decente; que debe ganar su propio dinero, pero no más que un hombre, porque también tiene que casarse y tener hijos (obvio). 

Lo habíamos escuchado un montón de veces. Estas (y quizá muchas otras más) eran una serie de exigencias sociales que estaban (y están) impregnadas en nuestras instituciones sociales y políticas, y que convivían (y conviven) con nosotras en nuestro día a día a través del lenguaje y de acciones cotidianas; una serie de exigencias que terminan gritándonos que seamos libres, pero no tanto.

Por eso salimos a las calles, porque no solo estábamos hartas de mirarnos al espejo y sentir culpa, miedo. Salimos a las calles porque nos dimos cuenta de que éramos un solo cuerpo; de que nos estaban violentando en todo lugar y nadie decía nada. Pero sobre todo marchamos porque sabíamos que no estábamos solas y que ahora éramos fuertes. Porque sabemos que a partir de ahora “si tocan a una, nos tocan a todas”.


#NiUnaMenos - Perú
13 de agosto