viernes, 26 de diciembre de 2014

...

Lo trágico es que ellos
ignoran su conciencia
con cada etiqueta no leída,
con cada protesta no cumplida,
con cada voto
por descarte.
Ellos, nosotros, todos...
Lluvias ácidas y
calles sin veredas.
No consiguen no empaparse
de recuerdos
y de ojalás "si fueran
otros los que administran",
los que nos callamos,
los que sin querer
a veces no pensamos.
Pero se detienen
en suspenso
y prefieren,
preferimos...
mirar el espejo y disimular
que las lluvias
no inundan las calles,
ni ensucian nuestro ego.
Asimilan, asimilamos
la vida
y echamos la culpa a ellos,
a los otros.
Vivimos del pasado
y no se han dado cuenta,
no nos hemos dado cuenta
que los verbos pretéritos
no resucitan, no sobreviven
y menos son eternos.

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