jueves, 14 de julio de 2016

Pequeña, inconexa
r
o
.
t
a
Saqué la cama, los libros, la ropa
Los sueños, los anhelos, las esperanzas
-también las palabras, la música, el olor, el sabor-

Y raspé, raspé, raspé
el papel tapiz del cuarto.
Mucha sangre manchó el piso.
Estaba agotada.
Pero sucede que...
Las paredes no quedan lisas... NUNCA.
Y, sin embargo, lo intenté.

Y, sin embargo, seguiré intentando...
Quizá más que nunca.

Porque...
amé... amé eternamente.


Mamá - Cerro de Pasco
Julio de 2016

Pocas lunas me han permitido
alejarme.
Y aun así sigo aquí,
frente a ti, tu ventana,
esperando que te asomes y
choques con este cuerpo, con esta alma
que lleva tu nombre
en cada minúscula célula animal.
Eres el infinito que nadie conoce.

Soy un montón de palabras inconexas
pensadas en un carro,
en la lluvia, el llanto, el silencio, la rabia.
Soy un montón de palabras inesperadas,
sin motivo alguno.
Soy un cuerpo sediento de tu voz.
Adoro que me des vida.
Soy un poema pensado en libertad aparente.

Y él se pregunta, él se pregunta:
¿Qué mierda tus palabras nauseabundas?

Soy un poema perdido entre tus labios.
Cansado de verte como un zombie pegado a la pantalla.
No soy más que un reflejo tuyo.
Deforme, sin miedo, sin aliento.

Me he cansado de esperarte.
Soy el poema que olvidaste.